La mano hacia la cara, un indicio de la mentira perfeccionado con la edad.
Llevarse la mano a la cara puede ser un indicio de que la persona que está hablando está mintiendo. Lo más común es llevarse la mano o uno de los dedos a la boca, como si supiéramos que las palabras que pronunciamos son falsas e intentáramos con la mano impedir que salgan. Sin embargo, los años hacen este gesto cada vez más indetectable, ya que con el tiempo lo vamos perfeccionando o disimulando.
Cuando un niño pequeño cuenta una mentira a sus padres, es posible que se lleve las dos manos a la cara y se tape con ellas la boca después de contar la mentira (igual que el reflejo que tienen muchas personas al gritar), eso podría ser un claro indicio de que lo que ha contado el niño a sus padres era mentira o no todo era completamente cierto.
Para recordar el significado de esta reacción natural, se suele ilustrar con una persona que cuando hay algo no quiere ver, se tapa los ojos con las manos para evitar que le lleguen las imágenes, cuando hay algo que no quiere oír, se tapa los oídos para evitar que le lleguen los sonidos o las palabras, y cuando no quiere decir nada malo, se tapa la boca para impedir que salgan las palabras. Así recordaremos que cuando una persona se lleva la mano a la cara (ya sea la boca, la oreja o el ojo), puede significar que no cree o no quiere creer lo que está viendo o escuchando, o.. tal vez, que las palabras que está diciendo no son ciertas e intenta con la mano impedir que salgan.
Sin embargo, con la edad, tendemos a disimular este gesto. A los 15 años cuando un joven cuenta una mentira, ya no se llevará las dos manos a la boca para taparla, sino que se llevará una sola mano y se tocará la comisura de los labios con un dedo. A los 30 años una mujer seguirá teniendo el gesto involuntario de llevarse la mano a la cara al mentir, pero será capaz de «controlarlo» para que la mano vaya a rascarse un ojo o tocarse la nariz, en vez de la boca. Y un anciano de 70 años quizás lo haya disimulado aún más y lleve la mano hasta su oreja, para hacer como si se rascara, cuando miente.
Así es que cuando mentimos, el gesto involuntario es levantar el brazo y llevar una o ambas manos hacia la cara, sin embargo, con el tiempo adquirimos la capacidad de disimular ese gesto involuntario y cambiar el lugar hacia donde se dirige nuestra mano, quizás hacia el cuello, la comisura de la boca, la barbilla, la nariz, un ojo, la sien, el pelo o hacia una oreja.
Imagenes: Photoxpress
interesante, de verdad
superrrrrr cada ves me intereso mas y mas y mas
Yo no lo veo así, pero bueno …
Si lo de llevar-se la mano al ojo para rascar-se, o tocar-se una oreja es sinónimo de mentira… Queda muy poca gente honesta en este mundo…