El efecto Clever Hans, o cómo responder correctamente a una pregunta sin saber la respuesta.

Clever Hans, de donde este efecto toma su nombre, era el nombre de un caballo, en español este caballo se llamaba Hans el listo, y es necesario conocer su historia para saber qué es el efecto Clever Hans..

Sobre el año 1900, un hombre llamado Wilhelm von Osten, decidió comprar un caballo con el fin de adiestrarlo para poder hacer funciones matemáticas tales como sumar, restar, multiplicar o dividir. Le enseñó a dar la respuesta a las funciones mediante golpes de patas, de modo que si le preguntaba cuánto eran 2×3, daba seis golpes con la pata. Pues bien, su adiestramiento fue un éxito y no sólo aprendió esas cosas, también podía dar la hora, decir la fecha, leer y deletrear, entre otras cosas. En poco tiempo Clever Hans llegó a hacerse realmente famoso en su época…

Sin embargo, muchos pensaron que podría tratarse de un fraude y que el entrenador o alguien del público podría estar dándole las respuestas correctas, así que sometieron al caballo a varios experimentos para comprobar su autenticidad, de modo que quitaron al público, aislaron al caballo, cambiaron al entrenador, cambiaron las preguntas, y sin embargo Clever Hans seguía dando respuestas satisfactorias, al menos hasta cierto momento, dónde una prueba reveló lo que realmente estaba ocurriendo: Clever Hans solo era capaz de dar la respuesta correcta (casi un 90% de las veces) cuando la persona que le hacía la pregunta sabía la respuesta, por otra parte, si la persona que le preguntaba no conocía la respuesta, solo acertaba un 6% de las veces. Así es, el caballo se servía del lenguaje corporal de la personas presentes para saber cuándo debía parar de dar golpes con la pata; mediante la tensión muscular, el sostener el aire en los pulmones unos segundos, el levantar la cabeza, apretar los puños, sonreir, abrir un poco más los ojos de lo normal y otros gestos, las personas presentes le «decían» al caballo cuándo parar.

El efecto Clever Hans tuvo gran repercusión y fue probado en otros animales y también en humanos, dando resultados positivos en ambos casos, y, lo que resulta más curioso, es que esos gestos son mayormente involuntarios, algunas pruebas en las que las personas que sabían la respuesta intentaban ocultar o no mostrar gestos cuando la otra persona o animal llegaba a la respuesta correcta, evidenciaron que aún así eran reconocibles en la mayoría de ellos.

En la Wikipedia puedes ver un articulo completo sobre Cleaver Hans y su efecto.

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